La inflación en la zona euro ha alcanzó los dos dígitos por primera vez en la historia, tras situarse en el 10% en el mes de septiembre. Esta tasa tan elevada allana el camino para que los halcones del BCE sigan subiendo los tipos de interés a un ritmo muy acelerado.
Si se analizan los principales componentes de la inflación de la zona del euro, la energía registra la tasa anual más alta en septiembre (40,8%, frente al 38,6% de agosto), seguida de alimentos, alcohol y tabaco (11,8%, frente al 10,6% de agosto), bienes industriales no energéticos (5,6%, frente al 5,1% de agosto) y servicios (4,3%, frente al 3,8% de agosto), según los datos publicados por Eurostat.
La cuestión clave en términos de política monetaria es que los precios han vuelto a subir, y con mucha fuerza, en dos de los países que menos toleran la inflación y que más peso tienen dentro del BCE y las instituciones europeas: Alemania (inflación del 10,9%) y Países Bajos (un 17,1%). Esto puede inclinar la balanza hacia un BCE todavía más duro.
Cabe señalar que este fenómeno inflacionario dio comienzo a medidos de 2021. La fuerte recuperación económica tras el covid y el cóctel de estímulos fiscales (gasto público) y bajos tipos de interés provocaron un fuerte y repentino crecimiento de la demanda, que desencadenó en un alza de los precios. A esto hay que sumarle el comienzo de la guerra de Ucrania a principios de 2022, que ha agudizado la escasez de energía y dificultado la recuperación de las cadenas de suministro.
La evidencia revela que las presiones de los precios siguen siendo fuertes, lo que incrementa la probabilidad de ver otro aumento de tipos en las próximas reuniones del BCE